Una contractura muscular, como su propio nombre indica, implica la experimentación de una tensión en un músculo o sus fibras. Es decir, un encogimiento involuntario del músculo relacionado con la realización de un esfuerzo físico. En este texto nos interesa tanto definir cómo se producen estas lesiones (para poder prevenirlas) como analizar las maneras de tratar una contractura muscular.
Síntomas de la contractura muscular
Las contracturas musculares tienen en común la experimentación del dolor y de la limitación de movimientos. En primer lugar, hay que señalar que un osteópata o fisioterapeuta está capacitado para localizarla, ya que puede identificar el abultamiento o la rigidez, que son sus manifestaciones superficiales, las cuales no son tan fáciles de notar por parte de quienes no son expertos en la materia.
El grado de dolor dependerá de la zona del cuerpo en la que incida y extensión de la lesión. Si la contractura muscular se encuentra, por ejemplo, en las cervicales (donde confluyen diversos nervios) o es de grandes dimensiones, las pequeñas molestias de las lesiones leves pueden convertirse en fuertes dolores. En los casos más graves, se pueden producir parálisis, vértigos, mareos y migrañas.
¿Por qué se produce una contractura muscular?
Una contractura deriva siempre de la realización de un ejercicio físico para el que, en principio, no se encuentran preparados los músculos. Por lo tanto, la brusquedad de un movimiento o falta de calentamiento o condición física para determinado ritmo de las actividades, están detrás de esta disfunción que se produce en los músculos.
Por consiguiente, las causas de una contractura muscular repercuten, sobre todo, en los siguientes perfiles: personas con un estilo de vida sedentario, de avanzada edad (pierden elasticidad en sus músculos), que están asumiendo unos niveles de esfuerzo superiores a los que sus músculos pueden soportar (aunque estén acostumbradas a hacer deporte).
En un plano más especializado, hemos de señalar que esta lesión se asocia a la falta de llegada de la sangre a las células musculares, la cual se vincula a la aparición de las toxinas. Las terminaciones nerviosas informan de su presencia al cerebro, lo que provoca el dolor.
¿Qué lesiones se pueden desarrollar?
Existen diferentes clases de contracturas musculares:
- Mioestática. Movimiento inusual que provoca un dolor momentáneo.
- Adherencia. Deriva de la falta de ejercicio.
- Adherencia del tejido cicatricial. Por la misma causa que la anterior se genera una cicatriz que dificulta los movimientos.
- Irreversible. Los tejidos musculares conjuntivos y blandos son sustituidos por el fibrótico y óseo. Se pierde movilidad.
- Pseudomioestática. El sistema nervioso central contrae constantemente el músculo.
Por otro lado, si seguimos realizando esfuerzos sobre la contractura muscular, puede llegar a producirse una rotura fibrilar. Es decir, el músculo se rompe, ya que se han seccionado algunas fibras.
Tratamiento de una contractura
Acudir al fisioterapeuta y osteópata, los profesionales más especializados en estas lesiones, es fundamental para una curación y recuperación en condiciones.
A continuación, comentaremos los métodos más habituales de cada uno de estos profesionales, pero también vale la pena señalar que los antiinflamatorios y miorelajantes son de gran ayuda, sobre todo, cuando se manifiesta un dolor agudo ya que reducen la contracción y relajan la musculatura.
La ayuda de un osteópata
Los masajes del osteópata contribuyen a mejorar la circulación sanguínea en la zona contracturada, por lo que los tejidos se recuperarán y habrá una limpieza de metabolitos. Asimismo, la imposición del calor local produce efectos analgésicos y relajantes.
Fisioterapia a domicilio
Por último, poder contar con un fisioterapeuta en casa será clave para una rehabilitación total. Él conoce las fases de descanso del tratamiento y los ejercicios de estiramiento o actividad ligera (por ejemplo, en el agua) oportunos.
Para más información sobre el tratamiento de contracturas no dudes en consultarnos llamando al 934 814 433.