Cuando un hueso se desencaja de su articulación y no vuelve a su cavidad, se produce una luxación, la cual requiere ser tratada con celeridad. Descubramos sus causas y los primeros pasos a dar para evitar lesiones de mayor grado.
Conocemos como luxación como la separación de dos huesos de la articulación (esta parte es la que los junta) que no vuelve a su posición normal. Esto produce dolor intenso y la incapacidad para mover la zona, además de una deformidad en forma de bulto, hinchazón o amoratamiento. En el caso de el hueso se desencaje de la articulación pero vuelva a su posición, estaremos hablando de una subluxación o luxación parcial o incompleta.
Causas de una luxación
Aunque la mayoría de las luxaciones se producen por un fuerte golpe o una mala caída, estas no son las únicas causas. Especialmente en mujeres y personas de edad avanzada, la luxaciones también pueden tener su casa en los ligamentos flexibles o en la falta de masa muscular, produciendo que los músculos no sean lo suficientemente fuertes y compactos para servir como sujeción.
Zonas más frecuentes
Todas las articulaciones son susceptibles a la luxación o dislocación, pero las grandes, como los hombros, rodillas, caderas o tobillos, suelen ser las más afectadas. En función de la articulación afectada, la causa que lo produce también puede variar:
- Hombro: un mal apoyo del brazo o un movimiento brusco, pudiendo luxarse hacia delante o hacia atrás.
- Rodilla: como principales causas está la rotación forzada, un traumatismo o un mal apoyo.
- Cadera: su origen es un fuerte impacto en la pierna, la cual hace palanca y provoca la luxación.
- Tobillo: por su situación y función es la articulación que más lesiones traumatológicas sufre, bien sea por un mal apoyo, una caída o incluso por sobrecarga.
¿Qué hacer en caso de luxación o dislocación?
Aunque es difícil distinguir una luxación de una fractura nada más ocurrir, puesto que ambas presentan signos y síntomas simulares, existen unos pasos comunes en los primeros momentos de ambas situaciones.
- Como primer paso, es localizar un servicio de urgencia y dirigirse hacia él o bien, llamar al número de emergencias para solicitar ayuda. Es importante que la actuación sea rápida para evitar al máximo contracturas musculares que dificulten el tratamiento posterior.
- Localizar la articulación que ha sido afectada y no moverla.
- Inmovilizar la zona sin manipularla. Se puede ajustar con unas vendas estériles de forma improvisada, especialmente si existen heridas.
- La aplicación de frío de forma local puede ayudar a disminuir la inflamación y el dolor.
Lo que no hay que hacer es intentar mover el hueso para que vuelva a su sitio ya que puede provocar lesiones en otras zonas y tejidos. En caso de que el hueso se coloque solo, acudir igualmente al médico para asegurarse de que no exista otra lesión.
Evitar luxaciones
En la mayoría de las ocasiones, las luxaciones se producen por pequeños accidentes domésticos y, por eso, es importante crear un ambiente seguro en el hogar.
Por tanto, es importante evitar los objetos inestables, usar barandillas en las escaleras, apartar alfombras pequeñas que puedan resbalar o usar esteras antideslizantes en el fondo de las duchas o bañeras.
En cuanto a las luxaciones por la practica deportiva, un buen calentamiento y estiramientos previos y posteriores pueden ser una buena acción preventiva. Así mismo, es importante un buen trabajo de reforzamiento de la masa muscular y de ejercicios de equilibrio y reflejos.
Tratamiento de una luxación o dislocación
Tras la inmovilización indicada por el médico, se inicia un periodo de rehabilitación que ayuda a recuperar el movimiento y fortalezca la zona. Esto último es fundamental para disminuir la probabilidad de futuras luxaciones, ya que ya se ha provocado una distensión de los ligamentos.