Qué son los prolapsos y cuáles son sus síntomas

No es exagerado afirmar que las disfunciones de los músculos pélvicos son una epidemia silenciosa. Pese a afectar a millones de mujeres, no estamos familiarizados con sus síntomas y posibles tratamientos.

No obstante, estudios señalan que la mitad de las mujeres de más de 55 años padecen, al menos, una anomalía asociada al descolgamiento o debilitamiento de las estructuras del suelo pélvico. Un 20% de las pacientes presentan también incontinencia urinaria. Un trastorno que, sin duda, resta calidad de vida a quienes la padecen. Por suerte, saber cómo identificar qué son los prolapsos o cómo atajar su progreso nos servirá para recuperar o preservar el tono de nuestro suelo pélvico.

Síntomas de los prolapsos

Los músculos, ligamentos o fascias de la cavidad que sostiene la vejiga, el útero, la vagina, la uretra y el recto pueden debilitarse o ceder en su correcto funcionamiento al sufrir un daño. En consecuencia, estos órganos pueden descender hacia el exterior y ocasionar molestias al caminar, realizar deporte o tener relaciones sexuales.

El desencadenante de este daño puede radicar en:

  • El parto vaginal, especialmente si existe episiotomía.
  • Partos múltiples o con bebés de gran tamaño.
  • La caída de estrógenos de la menopausia que atrofia los tejidos pélvicos.
  • Las malas posturas prolongadas que acaban desgastando articulaciones, ligamentos y órganos pélvicos.
  • La predisposición genética a un precoz deterioro de las estructuras pélvicas.
  • El estreñimiento o afecciones respiratorias crónicas.
  • La práctica habitual de deportes de gran impacto como el running o el tenis.
  • Transportar pesos.
  • Ciertas cirugías pélvicas o abdominales que alteran el tono del suelo.

Los síntomas de los prolapsos varían de una mujer a otra y, muchas veces, pueden confundirse con otras patologías, dificultando así su diagnóstico. El especialista deberá descartar el síndrome de dolor pélvico crónico o la vejiga hiperactiva.

Los síntomas más evidentes del prolapso son:

  • La incontinencia urinaria, la sensación de urgencia o el vaciado incompleto de la vejiga. Sin embargo, no existe relación directa entre prolapso e incontinencia, ya que podría tratarse de una descoordinación del núcleo o core.
  • Dolor en las relaciones sexuales.
  • Un abultamiento en los genitales.
  • Dolor o presión en el bajo vientre que remite si nos tumbamos.
  • Dolor lumbar.
  • Estreñimiento o náuseas al defecar.

Tratamiento fisioterapéutico de suelo pélvico, la mejor opción

En el 70% de los casos no es necesario recurrir a la cirugía para devolver a los órganos pélvicos a su posición fisiológica primitiva. Esto es debido a la conexión de las estructuras pélvicas con otros elementos (transverso abdominal, diafragma y músculos multífidos), que nos confiere estabilidad y soporte.

Cualquier desequilibrio entre los integrantes de este núcleo puede confundirse con un suelo pélvico debilitado, sin ser necesariamente así. Para asegurar una efectiva involucración del abdominal transverso debemos imaginar que estamos subiendo la cremallera de unos jeans sin lastimarnos el pubis.

Entre los tratamientos conservadores, orientados a aliviar los síntomas, destacan:

  • Las pomadas o supositorios con estrógenos.
  • Los pesarios en forma de anillo.
  • Los tampones de espuma.

El entrenamiento de fisioterapia específica del suelo pélvico ha demostrado ser la alternativa más efectiva, puesto que afronta la disfunción de raíz. En este sentido, los ejercicios de Kegel o el método 5P (Reeducación Postural ProPiocePtiva Perineal) son las técnicas más empleadas. En ambas, postura y respiración desempeñan un papel primordial.

Para los principiantes, realizar series de 8-12 contracciones tumbados les ayudará a rebajar la fuerza de la gravedad. A medida que dominemos la técnica deberemos cambiar de postura e intensificar la contracción, la velocidad o el número de las series hasta integrar los ejercicios en nuestro día a día.

Para aprender a localizar los músculos que debemos contraer conviene consultar a un especialista de confianza que nos oriente sobre qué son prolapsos y sus consecuencias. Una primera consulta nos será de gran ayuda para despejar nuestras dudas. Pide tu cita en cualquiera de nuestros centros.

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