Un dolor se considera crónico cuando se mantiene transcurridos los primeros seis meses. Ese malestar que siente la persona, normalmente, es sintomático de un daño real o potencial del cuerpo, siendo un mecanismo de defensa del sistema nervioso. Existe otro tipo de dolor que aparece tras una alteración del mecanismo que informan del mismo, es lo que se conoce como fibromialgia.
Una de las maneras más eficaces de tratar el dolor crónico es con la ayuda del fisioterapeuta. Este tipo de dolencias aparece por lesiones que se originan a partir de una mala postura o por microtraumatismos de sobrecarga que dañan la estructura anatómica del cuerpo. Al producirse una inflamación, se siente dolor, aunque la causa del mismo no se origine en la zona que hace daño.
Los fisioterapeutas disponen de las técnicas para tratar las zonas afectadas y encontrar el origen del dolor. En las sesiones, los profesionales enseñan a los pacientes técnicas de respiración que ayudan al éxito del tratamiento. De esta manera, se consigue relajar el cuerpo, estirarlo y fortalecerlo para paliar el dolor crónico.
Es más, el tratamiento no finaliza con la sesión del fisioterapeuta, sino que ha de continuar en la vida diaria. Si el origen del mal es una mala postura, es importante aprender a corregirla, o si es una acumulación de tensión, la persona ha de ser capaz de gestionar las situaciones y utilizar técnicas de relajación en su día a día. Gracias a ello, los pacientes consiguen reducir la medicación que toman, como son los antiinflamatorios o relajantes musculares.
Por otra parte, a la hora de hablar de fisioterapia y dolor crónico, cabe señalar que las dolencias más comunes se concentran en la espalda, el cuello y las articulaciones. La lumbalgia afecta a casi el 80 % de la población y es el quinto motivo que genera más visitas al médico. Para su tratamiento se precisa un enfoque multidisciplinar que establezca el origen de la dolencia, puesto que en ocasiones está relacionada con patologías que exigen otro tipo de tratamiento médico, como puede ser una apendicitis, un aneurisma abdominal o una infección, entre otras.
La información sobre el dolor crónico la emite el cerebro. La fisioterapia ayuda a reeducar a la mente para que emita órdenes que no causen dolor. Esta reeducación se consigue gracias a los tratamientos que se realizan para aliviar la tensión muscular o cerebral del organismo, y a la corrección de las posturas o de los movimientos que originan esa dolencia.
Una de las técnicas más avanzadas utilizadas en fisioterapia para tratar el dolor crónico son las ondas de choque. Se trata de una novedosa terapia que aplica ondas sonoras de alta velocidad que permiten a los fisioterapeutas preparar las zonas afectadas para ser tratadas y reparadas. El tratamiento es inocuo y acelera la reparación natural de los tejidos. El principal objetivo es reducir el dolor, la inflamación y acelerar el proceso de recuperación del paciente.
Las principales aplicaciones de las ondas de choque son el dolor crónico como la lumbalgia, la epicondilitis, los punto de gatillo, el hombro doloroso o el dolor en las piernas, entre otros, además de las calcificaciones, tendinitis o fracturas. También se utiliza para regenerar los tejidos blandos que han sido dañados por un esguince o una distensión muscular.
Esta técnica no invasiva permite que el paciente reduzca la ingesta de medicamentos para tratar su dolor crónico, no tiene efectos secundarios y brinda resultados rápidamente. Gracias a ello, cada vez son más los fisioterapeutas que optan por completar sus terapias con este tipo de teécnica y así agilizar la recuperación de las zonas afectadas que causan el dolor.
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