En los últimos años, el ciclismo se ha ido convirtiendo en uno de los deportes más practicados. Por un lado, se ha extendido la idea de que el entrenamiento en bicicleta es una de las formas más sanas y seguras de ejercitarse.
Este creciente interés por el ciclismo ha provocado que mucha gente se anime a practicarlo sin consultar con un especialista, lo que produce un número importante de lesiones que podrían haberse prevenido con relativa facilidad.
¿Cuáles son las causas de las lesiones durante el ciclismo?
Se trata de deporte de cardio, por lo que los músculos involucrados están en constante movimiento. Por eso, la principal de las lesiones a las que da lugar el ciclismo es el sobreuso de algunas zonas del cuerpo. Dentro de este tipo de lesiones se encuentran la distensión muscular, el dolor de espalda o una lesión tendinosa en las piernas.
Este tipo de lesiones pueden estar causadas por factores intrínsecos o por factores extrínsecos. Dentro de los intrínsecos estarían la mala postura, la descompensión muscular que pudo haber causado una lesión anterior o una pésima condición física.
Los extrínsecos son la mala técnica de pedaleo, una bicicleta que no es la adecuada o un aumento significativo en la cantidad de entrenamiento.
Cómo evitar las lesiones en bicicleta
Hay tres campos de trabajo que permiten realizar un adecuado entrenamiento. El primero de ellos es el de la preparación previa. Para poder entrenar con la bicicleta de manera profesional y metódica, se debe primero desarrollar un fondo físico capaz de sostener ese esfuerzo. Por eso, se recomienda primero realizar durante un par de meses una rutina de gimnasio que se enfoque bien en el trabajo de los músculos de las extremidades inferiores, para que la carga del pedaleo no recaiga ni en las extremidades ni en los huesos.
Una vez se empiece el entrenamiento con bicicleta, debe subirse el ritmo paulatinamente, para evitar que el cuerpo se encuentre con una carga que no es capaz de soportar.
Otro campo en el que trabajar es el de la higiene postural. Esto quiere decir que hay que contar con una buena bicicleta y adecuarla al cuerpo. Lo primero es, al pedalear, doblar ligeramente la pierna. Lo que se busca es que quede prácticamente extendida del todo cuando el pedal se encuentre lo más bajo posible. Esto permite que el pedaleo sea sano para las extremidades y evita las lesiones de rodilla. Las muñecas deben permanecer rectas, así como la espalda y el cuello. Hay que buscar una alineación natural entre estas dos y el sillín de la bicicleta. Tiene que resultar cómodo, pero sin dejar de ser una buena postura para el cuerpo.
El último factor para evitar las lesiones es el calentamiento. Sea cual sea el tipo de deporte o de ejercicio que se va a realizar se recomienda siempre un pequeño espacio de activación muscular. Se considera que se debe calentar antes de realizar una actividad que vaya a subir la temperatura corporal, acelerar el ritmo cardíaco y provocar una ligera sudoración. Por eso, antes de practicar ciclismo, se recomienda calentar realizando pequeñas series de ejercicios para los músculos principales implicados. Unos movimientos de piernas y de brazos para que la sangre empiece a fluir adecuadamente y llegue en buena cantidad a los músculos.
Algo que no debe hacerse es estirar los músculos antes del ejercicio, ya que puede ser contraproducente. Esto se reserva para el momento en el que el entrenamiento ha terminado.